El empate del Pontevedra le aboca a Tercera

C. Velasco - A pesar de que en 2010 estuvo a un paso de disputar la final de ascenso a Segunda, las cosas han dado un vuelco de un abril a otro. El Pontevedra no lucha por ascender. Ni siquiera por alejarse del descenso. Simplemente, se desvanecen sus opciones de seguir en la categoría de bronce del fútbol español.

El partido ante el Conquense, en Pasarón, era una final anticipada. Los manchegos se sitúan en una plaza por encima de los gallegos y son el gran rival a batir por la lucha de la salvación. Por tanto, de ganar sumaba 38 puntos, a tres de la permanencia, que marcan el filial del Deportivo (zona de promoción) y el Montañeros con 41 puntos. Además, Vecindario, Badajoz y Coruxo no se situán a más de un partido de los 41 que dividen la salvación de los descendidos. Pero no. El Conquense se adelantaba tras decretar el árbitro que el meta Orlando Quintana había salido del área con el balón en las manos. Valverde marcaba de falta y ponía contra las cuerdas al conjunto grana. Mal menor trasel gol de Yahvé que daba un punto, pero deja la permanencia a cinco puntos. La victoria se escapaba y las opciones de permanecer en el pozo número uno se desvanecían. Desde luego, clubes como el Pontevedra no pueden soportar sobrevivir en categorías como la Tercera española.

Dos salidas a Madrid (Atlético B y Leganés) y cierre de liga ante el Lugo que puede ser campeón matemáticamente antes del encuentro se sitúan como partidos de vida a muerte, sin olvidar los encuentros en casa ante Alcalá y Guadalajara, donde esperemos que no sean los últimos en Segunda B del Pontevedra.

Fuera del campo, sin embargo, la lucha no es por tres puntos. Varios aficionados increparon a los jugadores Aitor e Ibán Espadas. El veterano y trotamundos delantero fue objeto del lanzamiento de varios objetos a su vehículo. Como se aprecia, no hay tranquilidad en Pasarón y eso es lo peor que le podría pasar a tal conjunto histórico en este punto de la temporada.