Asumida la crisis económica de España, es obvio que algunos equipos de fútbol no puedan competir con sanidad en sus cuentas. Sin embargo, lo que pasa en nuestro fútbol es vergonzoso, esperpéntico. Muy lejos de lo que debería ser una organización del país campeón de Europa y del mundo.
En los últimos días, se supo que el Orihuela debía de descender porque un juez le demandaba aval. Sin embargo, al Real Jaén, el juez no se lo requería. Por supuesto, no somos partidarios del descenso de ninguno. Es más, no entiendo las exigencias que se dan para competir a un deporte. Estamos de acuerdo con que los clubes deben de cumplir con jugadores, entrenador y cuerpo técnico los contratos firmados, como en cualquier empresa. Pero no se entiende que las normas (aval, deuda, nóminas sin pagar, etc) no sean las mismas para todo el mundo. ¿O acaso sólo 6 ó 7 clubes de Segunda B tienen deuda? Y, la pregunta originaria a ésto es, ¿por qué se permiten que haya deudas? Si desde el primer día se veta la participación de morosos, no sucedera lo de 2012.
Además, se permite que accedan a Segunda B a equipos como UCAM Murcia o Huracán de Valencia que, al ser de recién creación (UCAM tiene 8 años; Huracán, 1), no presentan infladas deudas.
Para colmo, pasamos de ingeniar una Liga de filiales, hace unas siete temporadas, a provocar que, en breve, el 13º clasificado de Segunda División ascienda directamente a Primera. ¡Capaces son de permitir que juegue play-off un descendido! Las plazas de los Ceuta, Badajoz y compañía han ido a parar a filiales. Madrid C, Espanyol B, Racing B... Lo dicho, cada vez hay más filiales en Segunda B (en los últimos años ya se aprovecharon de esto los filiales de Zaragoza, Almería, Mallorca o Valencia). Y todo porque la LFP les avala. Alucinante. Por ende, mientras más equipos "B" (ya hasta "C"...) haya en Segunda B, más probabilidades de ascenso habrá de un equipo filial a Segunda A, por lo que podríamos saturar la segunda categoría de nuestro fútbol de equipos que no pueden ascender.
Parece ser que no se dan cuenta que los equipos filiales no son profesionales, por lo cual no tiene sentido que jueguen en la Liga de fútbol Profesional. Esto es un gran perjuicio para equipos históricos y humildes. Barça y Madrid, por ahora, poseen de dos votos en las decisiones de la LFP. La presencia de ambos en Segunda A hace que plazas como Oviedo, León, Toledo, Albacete, Burgos o Tenerife, por citar algunas, vean como dos equipos sin afición les relega a divisiones inferiores.
Quizás esa sea una de las razones por la que España, al igual que políticamente el 90% es de PP y PSOE, en fútbol sean de Real Madrid y FC Barcelona.
Año tras año nos cargamos nuestro fútbol. La ilusión y la afición de los clubes históricos no es la de los años 90.
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