14.8.12

Campo Maior, una pequeña localidad portuguesa de 8.800 habitantes, colindante al norte y al este con España, metió a su equipo de fútbol en la Primera División del fútbol portugués en 1995. Ese mismo año inaugura su estadio, el Capitâo César Correia, de capacidad para 7.500 espectadores. Casi toda la población.

Seguramente, su patrocinador Delta Cafés, tuvo buena parte de la culpa del éxito campomaiorense. La localidad tiene en la producción de café como una de sus armas económicas. Sin embargo, no es normal que una población tan pequeña lleve a un club de fútbol hasta lo más alto. Así, tras ascender a Segunda en 1992, tres años después se colaba en Primera. Lógicamente, la aventura duró sólo un año. Tras terminar decimoséptimo, descendía, para volver a conseguir el ascenso un año después. Esta vez la aventura duraba cuatro años, llegando a conseguir un subcampeonato copero en 1999. Un año antes conseguiría su mejor clasificación histórica, onceavo. Tras abandonar la máxima categoría en 2001, no pudo soportar la decepción del descenso y sólo aguantaría un año en Segunda. Tal y como pasara a equipos españoles cercanos, Mérida o Extremadura de Almendralejo.

Como contaba, en 1999 se crea uno de los eventos más importantes de la historia del SC Campomaiorense. Después de dejar fuera al Sporting de Braga, al Peñafiel, al Alverca y al Marítimo de Funchal, llega la semifinal ante el Esposende, de la Segunda división. La final se disputó el 13 de junio, ante el Beira Mar. El once blanquiverde, dirigido por José Pereira, fue el compuesto por Paulo Sergio; Quim Machado, Marco Almeida, René Rivas, Basilio; Mauro Soares, Nuno Campos, Rogério Matias, Isaías; Demetrios y Laelson. También jugaron Vitor Manuel y Wellington. El encuentro no tuvo un final feliz, al caer derrotado por 1-0, con gol de Ricardo Sousa en el minuto 70. 

Una de las razones de que se ahoguen éste tipos de clubes radica en lo increíble de su logro. A nadie se le escapa que, por mucha inyección económica que pueda recibir de patrocinadores, o entes locales, un club en el que cada ciudadano tiene una localidad en el estadio no puede sobrevivir mucho tiempo entre los grandes. Es lógico que deben de desembolsar grandes sumas de dinero para hacer una plantilla competitiva. Y, entre los futbolistas que vistieron la verde, o blanquiverde, del Campomaiorense nos encontramos con Jimmy Hasselbaink, Emilio Viqueira, Carlos Martins, Beto o  Paulo Torres.

Hasselbaink (en la foto, agachado el segundo por la izquierda) llegó procedente del AZ Alkmaar. Fue en la temporada 95-96 y anotó la nada despreciable cifra de 12 goles en 31 partidos, lo que le valió para fichar por uno de los equipos más fuertes de Portugal, el Boavista. Compartió vestuario con  el ex recreativista, y siempre en el punto de mira del Real Madrid, el central Beto. Cedido por el Sporting lisboeta, notó 2 goles en 22 compromisos ligueros. 

En 1996 llegó el internacional búlgaro Stanimir Stoilov, quien anotara 19 goles. También contaron con un internacional local, el lateral Rogério Matias.

El ex jugador del Salamanca, Rayo y Leganés, Paulo Torres, estuvo entre el 96 y el 98, antes de recalar en el conjunto charro. También contaron con algún español en sus filas. Caso del gallego Emilio Viqueira (arriba, el cuarto por la izquierda), en calidad de cedido por parte del Deportivo de la Coruña. Fue en la 97-98. Anotó 3 tantos en 18 partidos. Procedente del Stuttgart contaron con el serbio Sreto Ristic, en la temporada 2000-2001.

Ya en Segunda, el Sporting cedió a un joven Carlos Martins. Casualmente, estuvo a las órdenes del español Fabri. Ambos coincidieron el año pasado en Granada. Marcó 1 gol en 27 encuentros.

Esperemos que, en el futuro, volvamos a oír hablar del Campomaiorense por su regreso al fútbol profesional.

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